lunes, 24 de noviembre de 2008

13 Hiroshima


Al llegar a Hiroshima notamos que la vida es mucho más tranquila, sorprendentemente tranquila para lo que sería una ciudad de esas dimensiones. Las caras y la forma de vestir de la gente es menos sofisticada que en Tokio, eso se percibe desde el primer momento en que subimos al tranvía camino del hotel.

A la mañana siguiente tomamos el tren hacia la isla Miyajima, para algunos la mejor foto de Japon. Es reamente turistico, lleno de japoneses y pocos extrangeros. Después de las expectativas que nos habían creado los buenos comentarios, la isla nos dejo un poco fríos, tal vez por hacer comparaciones con otros paísajes que para nosotros habían sido más expectaculares, como el Fuji o los Alpes Japoneses.

Pero realmente merece una visita: intentar que no te roben la merienda los ciervos, subir al teleferico, saludar a los monos, dar unas las caminatas por el campo….

De vuelta a la ciudad la otra visita obligada es el Parque de la Paz y el museo de la Bomba Atómica. Como podeis imaginar salimos un poco “tocados”, después de ver unos cuantos objetos tal y como quedaron, fotos y videos. Recuerdo la foto de la sombra de una pesona impresa en unos escalones, la explosión le debió pillar allí sentado tranquilamente.

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